Saltar el menú e ir al contenido principal de la página

Introducción

El río Miño, que atraviesa la ciudad en su curso medio, ha determinado la actual fisonomía de la capital orensana. Hace casi dos mil años, los romanos se instalaron en este territorio atraídos, entre otras razones, por sus aguas termales. El legado que mejor se conserva de aquella época es “a ponte vella” (el puente viejo), que conecta ambas orillas del Miño y que se ha convertido en el símbolo de la ciudad. Entre el valioso patrimonio de la ciudad vieja, hay que mencionar la porticada Plaza Mayor, el Ayuntamiento del siglo XIX, el antiguo Palacio Episcopal, la iglesia de Santa María Madre de estilo barroco, la torre del reloj anexada a la Catedral de San Martiño, el palacio de Oca-Valladares de estilo renacentista, la iglesia de Santa Eufemia o el convento de San Francisco (s. XIV), declarado Monumento Histórico Artístico. Las Burgas, son las fuentes de aguas termales que han dado fama a Ourense. Los platos típicos son el pulpo, la carne “ó caldeiro” (ternera cocida con aceite, ajo y pimentón) o el cabrito asado. La empanada de anguilas es una especialidad y el marrón glacé (postre elaborado con castañas) y las cañas pasteleras (pasteles rellenos de crema) son los dulces más representativos de la ciudad.

Vista parcial del la catedral de la ciudad de Ourense, en la que se ve un primer plano del cimborrio con ventanas de medio punto en cada uno de sus ocho lados. También se ve parte de la fachada de algunas casas que se encuentran delante de la catedral.